La tecnología para mover objetos con la mente, conocida como Interfaz Cerebro-Computadora (BCI), ha captado cientos de millones de inversión.

Entre las principales empresas destacan Precision Neuroscience, Synchron y Neuralink de Elon Musk, que han atraído más de 1.100 millones en total. La BCI funciona implantando electrodos en el cerebro, capturando respuestas cerebrales y transmitiéndolas a dispositivos a través de inteligencia artificial. Esta tecnología tiene aplicaciones médicas para personas con parálisis, demencia y problemas mentales, pero también presenta riesgos significativos, incluyendo la "vigilancia cerebral" y la posible explotación de datos personales. Activistas proponen garantizar derechos como la privacidad mental y la libertad de pensamiento ante el auge de este lucrativo negocio, valorado en 400.000 millones de dólares según Morgan Stanley.
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